Reflexiones


Quisiera contarte que a la tercera va la vencida, que el que la sigue la consigue, que al final merecerá la pena. Quisiera contarte que el tiempo todo lo cura, que todas las heridas cicatrizan y que no hay mal que por bien no venga. Que si te caes te levantarás, que no vale la pena preocuparse tanto, que cuando seas mayor lo entenderás.

Me gustaría contarte que las cosas saldrán bien, que como en las películas al final siempre ganan los buenos, y que tarde o temprano aquello en lo que pusiste tanto empeño  se verá recompensado. Me gustaría decirte que aprenderás de cada error, que es verdad lo que dicen, que si pudiste soñarlo es que podrás hacerlo.

Quisiera tantas cosas contarte…

¿Y sabes qué? En verdad tú sabes tan bien como yo que allí afuera las cosas no funcionan así. En verdad lo único que puedo y quiero contarte es que al menos hay que probar. Saltar al ruedo, quitarse la careta y jugar. Con tus cartas, a tu manera. Llamando a cada puerta, esperando sin desesperar.

Y confiar, porque te podrás perdonar el haber fracasado, pero jamás, nunca jamás el no haberlo intentado.

Otras reflexiones

“One shot, one opportunity”

Puede que estés leyendo esto por casualidad. Puede que andaras buscando alguna frase con la que inspirarte o simplemente una cita para compartir en tu perfil de twitter. Puede que pincharas en la página de inicio y te encontrases con este post. 

Da igual, a partir de ahora tengo cinco líneas para convencerte de que te quedes conmigo hasta el final. 5 malditas líneas!
Eso es de media lo que tarda la gente en decidir si vale la pena seguir leyendo o es más interesante volverse a Facebook.

No me queda otra, así que iré al grano. Cierra puertas. No malgastes tu vida y aprende a decir que no. No hay posibilidad de elegir sin antes renunciar. No hay ensayos, no hay entrenos ni pruebas para tu actuación final.
No hay más cartas a repartir en la baraja. No hay agua de río que pase dos veces por el mismo sitio. 

Quiero ver un nuevo amanecer

Dicen que justo antes del amanecer la noche es más oscura. Que de repente pasas de la oscuridad más absoluta al resplandor que ilumina y lo inunda todo. Sin previo aviso. Quizás de ahí surgió la idea de que la esperanza es lo último que se pierde.

Y por eso cuando las cosas no van como quieres, caminas por la vida aferrándote a ese resplandor. Aunque no lo puedas ver. Aunque a veces ni tan siquiera lo puedas intuir. Simplemente anhelas que salgan los primeros rayos del Sol, lo anhelas tanto como los gladiadores suspiraban en medio de la batalla por el perdón del emperador.

 No me gusta madrugar pero amo los amaneceres. Son el fiel reflejo de los comienzos.     Te permiten volver a creer, son fríos pero con encanto. Representan el atrevimiento, tus ganas locas de hacerte ver. Representan la capacidad de reinventarse, que en definitiva es la única forma que tenemos de volver a nacer. 

Hace ya algún tiempo, alguien a quien admiro mucho me contó que a las personas les costaba un mundo empezar algo nuevo. Sospecho que tenía razón. Nos aterra la idea de enfrentarnos a lo desconocido. Nos da pánico, pero por favor a ti no…

Tú atrévete. Sé tu propio amanecer. Ve en busca de ese resplandor que cuentan que alimenta el alma. Aprende a caminar a tientas. Camina a oscuras, pero elige brillar. Aprende de los corazones que se forjaron en la oscuridad y no te detengas. Aguanta. Recuerda que las mejores cosas casi siempre suceden después de una gran pérdida o un desamor. Échale agallas a la vida.

Y a lo mejor un buen día, después de tanta penumbra llegue ese famoso, ese dichoso amanecer. Y probablemente lo haga a su manera, sin llamar a la puerta, sin avisar. Mágico e inquietante. Te será difícil de asimilar, pero estoy convencido de que con el tiempo lo harás. Llegará el día en el que comprendas que toda esa penumbra, que toda esa oscuridad, quizás nunca estuvo de más.

Y  ¿sabes qué? Yo también quiero ver un nuevo amanecer.

Malditos cruces de caminos

 Maldita frustración. Malditos cruces de caminos. Malditas encrucijadas que no se sabe adónde van.

Te recuerdan a esos estúpidos test de la universidad donde uno tenía que elegir entre abc, o todas las respuestas son correctas. A decir verdad, siempre he creído que uno puede ser feliz allá donde se lo proponga. En la ciudad que te vio nacer, asentado en un país extranjero, ¿o por qué no? siendo un nómada de por vida, uno de esos que acumulan tantas historias que aburren hasta a sus nietos. Que cada sitio tiene su encanto y que hay tanta belleza a nuestro alrededor que si uno se fija un poco, lo difícil es no esbozar una sonrisa.

Pero allí no. En ese maldito cruce te resulta imposible. Allí uno no es feliz. Allí en medio no eres más que un maldito desgraciado esperando a que tu ángel de la guarda se apiade de ti y te diga si ab o c es la respuesta correcta. Y por más que le das vueltas al final siempre llegas a la misma conclusión:ojalá pudiese recorrer cada uno de esos caminos.

El problema es que te faltarían vidas para poder hacerlo. Así que como la vida no es un videojuego, te toca elegir y descartar. Descartar y elegir. Ir haciendo camino con la esperanza de que ese oasis del que tanto se oye hablar exista de verdad en tu desierto.

Te toca ser tu mismo, te toca atreverte a ser quien quieres ser para que algún día, como diría  Soldadito Marinero, puedas mirar atrás con orgullo, con orgullo por haber vivido.

Nostalgias de Enero

El frío de Enero entumece tus huesos y la nostalgia poco a poco se va apoderando de ti. Son nostalgias de Enero.

Tienes 30 años, vives sin tiempo y con prisas. Visitas a tus padres muy de vez en cuando, tu hermano pequeño se marchó del país en busca de algo mejor y a tus amigos hace tiempo que la rutina les absorbió.

Los buenos tiempos son tan sólo un recuerdo. Miras atrás y te preguntas que cambió. Suspiras. Quieres creer pero te cuesta. Siempre fuiste de los que se agarraban a un clavo ardiendo, de los que veían oportunidades en los fracasos, pero los años van pesando. Las decepciones mermaron tu entusiasmo.

Dicen de ti que se te ve caminar resignado, sin rastro de ese brillo en la mirada, ese que tanto te caracterizaba. ¿Y qué es lo que esperaban? Soñaste alto pero quizás vuelas demasiado bajo. Un optimista atrapado en la cruda realidad, un soñador enredado en la telaraña de sus  propios sueños.

Te asomas por la ventana y observas la nieve caer. Tu yo de ayer estaría dando brincos de alegría pero tú te muestras impasible. Aguardas pacientemente a que llegue la primavera, porque sabes que llegará, porque tú eres así y en la vida hay que cosas que no se pueden cambiar. Porque por mucho que a veces sea doloroso, tú, aunque parezcas resignado, seguirás soñando con poder volar alto y buscando lo perdido.

El verdadero peligro

Aturullado, tan aturullado que no sé ni por donde empezar. Pasan los días pero por mucho que lo intento os juro que me cuesta, es como si me sintiera incapaz de encontrarle un sentido a todo esto.

Supongo que sucedió demasiado rápido. La barbarie, las caras de incredulidad, el mundo entero pendiente de lo que en París acontecía y las reacciones. Muestras de solidaridad y una bandera. La bandera de la discordia. Si no saben de lo que les hablo, échenle un vistazo a este post y a sus comentarios:
https://ericlluent.wordpress.com/2015/11/14/el-peligro-de-ponerse-la-foto-de-perfil-con-el-filtro-de-la-bandera-francesa/comment-page-6/

Todos tienen sus razones, pero no, eso no es suficiente. Aquí nadie escucha. Aquí o estas conmigo o contra mí. Y ese es el verdadero peligro. El verdadero peligro está en la pérdida de empatía, en las verdades absolutas, en el oír y no escuchar. El verdadero peligro está en echar balones fuera, en hacer demagogia, en pretender que las cosas sean de un sólo color, blanco o negro.

Cada vez más pendientes de confrontar, no de aunar. Todos, yo incluido. Pero ya no, yo ya me cansé de ese sinsentido. Señores, avísenme en la próxima estación que yo me bajo del tren.

Buscando lo perdido

Mi yo de ayer vino a visitarme.

No fue una visita casual ni tampoco vino a preguntarme qué tal me va. Andaba mosqueado, se presentó de madrugada y sin avisar. Y lo estaba, vaya si lo estaba. Mentiría si dijese que tuvimos una acalorada discusión, más bien se trató de un acalorado monólogo:

Veo que te haces mayor. Veo que ya no tienes que ir dando explicaciones, que tuviste suerte, que no dependes de nadie. Es más, conseguiste ahorrar un buen dinero y veo que tienes un trabajo estable. 
Pero, ¿qué fue de ti? 

Te miro y veo un chaval acomodado, esclavo de la rutina, solitario viendo la vida pasar. E incapaz. Incapaz de recuperar el espíritu que tenía hace 10 años, esas ganas locas de comerse el mundo, de salir ahí fuera y hacerse notar. ¿Qué fue de toda esa energía? Ahora a ese chaval parece que se le quedó grande la vida, ahora es de los que se dedica a ir buscando malos ejemplos que  justifiquen sus derrotas, sus miedos, que justifiquen esa apatía que se adueñó de él. 


Te miro y no te reconozco. Tú antes no eras así. Vale que con los años uno va perdiendo la inocencia, vale que uno tiende a acomodarse, pero tú, tú te dejaste llevar de mala manera. Antes no te conformabas con nada y mírate, tumbado a merced de la corriente que te arrastra hacía ningún lugar. No sé muy bien cuándo ni cómo te paso, si fuiste cambiando gradualmente o si fue de golpe y porrazo, pero a decir verdad todo eso me importa una mierda.


Lo que me importa es que te miro y no te veo feliz. Tú antes reías por todo, hoy ríes por compromiso, cuando toca la ocasión. Te noto perdido y me da rabia. Si quieres desperdiciar tu vida, adelante, pero ya deberías saber que en la película que te tocó vivir no hay lugar para segundas partes. Tú decides.”

Después se marchó como si nada y no supe más de él. Quizás por eso estoy aquí sentado, escribiendo a un folio en blanco, empeñado en sacar la rabia después de tanto desencanto. Quizás por eso hoy le escribo, al de la mirada de pillo, al de las rodillas magulladas, a ese crío que soñaba con castillos de arena que se desplomaron después de tantos suspiros. Supongo que es un intento desesperado por recuperar lo perdido.
Aquí puedes leer: Se nos pasa la vida

Tirarse a la piscina

Dicen que aunque uno no sepa lo que está buscando, cuando lo que quieres se cruza en tu camino lo sabes reconocer al instante. Que tú mismo te das cuenta de que estás en el momento y en el lugar oportuno.

Lo que no te dicen es lo estúpido que te sientes al haber desperdiciado tanto tiempo sin darte cuenta.

En esas me encontraba yo un martes cualquiera, a tan sólo un metro de lo que siempre había deseado y por si no tenía bastante con sentirme un estúpido, también andaba completamente paralizado ante esa mirada. Permanecía clavado en esos ojos que con su brillo pedían a gritos ser rescatados, mientras yo no sabía muy bien ni qué hacer ni qué decir.

Lo cierto es que la historia está aún por escribirse, pero no menos cierto es que aquel era uno de esos momentos con los que la vida te sorprende tan sólo muy de vez en cuando. Uno de esos que rara vez se experimenta y por el que sin duda merecía la pena apostar alto, hacer un all-in, lanzar un órdago y tirarse a la piscina. Si había que arriesgar ese era el momento y ese era el lugar. Y yo quería arriesgar.

Así que mientras me acicalo para mi momento, te confieso que al final las mejores cosas y por desgracia también las peores son aquellas que suceden a la hora de la siesta de un martes cualquiera.

Y que como dijo John Lennon, la vida es aquello que nos sucede mientras nosotros nos empeñamos en hacer otros planes.

Lo que nos quita el sueño

Me puse a pensarlo y lo vi claro. Lo vi tan claro que no acertaba a comprender como había tardado tanto tiempo en darme cuenta. Sufríamos por problemas cotidianos, una discusión con tu mejor amigo, ese trabajo que no llega o ese beso que se resiste. Sufríamos batallando por aquello en lo que creíamos.

Sin embargo ironías de la vida, lo peor no era sufrir, lo peor era no luchar.
Nuestra guerra, aquello que de verdad nos quitaba el sueño era echar la vista atrás y saber que lo podíamos haber hecho mejor, saber que al menos podíamos haberlo intentado. Ese sentimiento de culpa nos machacaba y nos consumía por dentro.

Por eso he decidido no esconderme, he decidido salir ahí afuera y batallar. Luchar por aquello en lo que creo. Ya poco me importa lo complicado que pueda parecer.
Poco me importa si es el éxito o es el fracaso él que se cruza en mi camino, pero que sepas que no soporto otra noche más sin dormir.

La vida es un castillo de naipes

Un buen día ese muchacho se vio en la cima de su propio castillo de naipes y se asustó. Las vistas allí arriba eran formidables, con delicadeza, tesón y perseverancia había construido un precioso castillo, pero se sentía frágil y vulnerable. Abajo del todo, en la base de la pirámide estaba su familia. Esas cartas no las había elegido él, aunque  si de algo en esta vida estaba convencido es que no las hubiese podido elegir mejor. Un escalón por encima estaban sus amigos, que junto a la familia conformaban los cimientos de la pirámide.
Más arriba venían el trabajo, el dinero y demás motivaciones personales.¿Cómo no se iba a sentir frágil? ¿Cómo no se iba a sentir vulnerable?
Si en el fondo de su alma seguía estando ese niño que construía torres de cartas, ese niño que sabía que bastaba tan poco, que bastaba un segundo, que bastaba con que una sola carta de la base se inclinase más de la cuenta para que todo su castillo de naipes se derrumbase a sus pies.

Forjando el carácter

Lo difícil siempre fue dar el primer paso, el resto nunca resultó sencillo pero lo verdaderamente complicado eran los comienzos. Para Sara, su primer día en la universidad o su primer día de trabajo eran sinónimo de malestar, pereza e inquietud. Incluso el primer día que decidía retomar la actividad física o empezar una nueva dieta suponían para ella una barrera casi infranqueable.

Con el tiempo Sara se dio cuenta de que en el fondo lo que le pasaba a ella no era tan especial como se creía. La mayoría sufría del mismo mal, los cambios aterraban a la gente y muy pocos eran los que se atrevían a salir de su zona confort. Aunque a decir verdad empezar a comprender que no era la única que sufría de ese mal no suponía ningún consuelo o alivio para ella.

Lo cierto es que si bien eran pocos los que se atrevían a salir de su zona de comodidad, eran todavía menos los que no se conformaban con dar sólo el primer paso. Aquellos que se atrevían a alargar sus comienzos hasta convertirlos en hábitos.

Sara lo hizo, vaya si lo hizo!
Comprendió que si era capaz de mantener una rutina de comportamiento durante un periodo de tiempo esta se volvía imparable, incontenible. Descubrió que los hábitos forjan tu carácter y el carácter tu destino.

¿Sueño o pesadilla?

Primero soñabas con hacerte mayor, cumplir los 18 y disfrutar de eso que llaman independencia. Luego empezaste a soñar con acabar la universidad, ir a la fiesta de graduación y recoger ese ansiado título.

Ahora soñabas con encontrar trabajo, un trabajo de esos que dicen “de lo tuyo”, empezar a ganar un buen salario y poder tener una vida estable, pero ¿se trata de un sueño o más bien de una pesadilla?.

Vidas guionizadas persiguiendo cosas y no a personas, almas vagabundas carentes de empatía que mendigan billetes para seguir la corriente. Seres atormentados por un futuro incierto, incapaces de disfrutar el presente, incapaces de dar un paso al frente.

¿Es eso de verdad con lo qué soñabas?

Sueños de mentira

Soñaste con hacerte mayor, disfrutar de eso que llaman independencia y ser feliz. Soñaste con acabar la universidad, conseguir ese papelito que llaman título y  ser feliz. Soñaste con lograr ese ansiado trabajo, integrarte en la sociedad y ser feliz.

Ahora empezabas a soñar con dinero, tener mucho dinero y ¿ser feliz?.

Arrebatos de felicidad

Esta fue mi motivación de hoy:

Me levanté de un brinco, me vestí con mi mejor sonrisa y salí de casa.
Ojalá todos los días fueran así— pensé para mis adentros.
Por desgracia o más bien por rutina, uno no suele levantarse de la cama hasta que al mayor asesino de sueños le llega su hora y decide que es el momento de que odies tu canción favorita. Pero hoy no, hoy todo sería distinto.

Hoy no habría conversaciones vacías, ni más “vamos tirando”, ni el tiempo que hacía importaría un carajo. Las horas serían minutos y los minutos una sucesión de recuerdos y buenos momentos.
Juntos tejeríamos el bordado de nuestra vida, uniríamos todos y cada uno de los hilos que nos habían traído hasta aquí y soñaríamos en cómo dar la siguiente puntada.

Hoy seríamos sastres, artesanos que un día la vida les cruzó en el camino y desde ese mismo instante no hubo distancia que lograra separarles. Ciertamente después de más tiempo del que a uno le gustaría, tocaba verse las caras, ponerse al día y seguir tejiendo puntada a puntada ese bordado tan bonito llamado amistad.

Hoy tocaban arrebatos de felicidad.
Supongo que si tú también te reencontraste con viejos amigos sabrás de lo que te hablo.

Su huelga nuestra vergüenza

El fútbol moderno se desangra. Un grupo de futbolistas comandado por millonarios con la vida resuelta se permite el lujo de ir a la huelga. Así tal cual.
Si, puede parecer una broma de mal gusto pero es la triste realidad.No pretendan hallar ningún atisbo de “sentido común” en esta huelga, porque esto al más puro estilo de Juego de Tronos se trata de una guerra de poder persiguiendo el mayor trozo del pastel.Mientras tanto el pueblo observa atónito los acontecimientos y por mucho que uno ame el fútbol no le queda más remedio que sentir vergüenza. Ironías de la vida, ese pueblo que no hace tanto sentía orgullo hacía esos jugadores ahora por más que alguno lo intente disimular no puede ocultar su vergüenza, su rabia y sus ganas de mandarlos a todos a picar que diría mi abuelo.Señores, la pantomima acabará pronto, acercarán posturas y la liga seguirá adelante como si nada.O eso se piensan. Lo que quizás ignoren es que el daño ya está hecho y que el pueblo no es tonto. Toma nota, sabe perfectamente que ellos son los dueños del pastel y que si ellos apagan la televisión y se van a ver al equipo del barrio, quizás esos señoritos ya no tengan necesidad de hacer huelga…

La aventura del expatriado

Hay momentos en la vida en los que te cansas de intentarlo, te cansas de esperar por una oportunidad que nunca termina de llegar, te aburres de enviar curriculums como el que se aburre de enviar mensajes de Whatssap sabiendo que ni tan siquiera le aparecerá el doble tick azul.
Entonces, mitad indignado mitad ilusionado decides emigrar en busca de la vida que siempre te imaginaste. Es hora de preparar la maleta y cargarla con todos tus sueños y tu mejor sonrisa. También te recomiendo que dejes un hueco para la nostalgia, porque esa, te guste o no, será tu fiel compañera a partir de ahora.

La nostalgia del expatriado…

Supongo que como a mí, al principio te incomodará y puede que llegue a resultarte molesta. Siempre empeñándose en recordarte lo bien que se come en casa o lo bien que se lo pasa uno con los amigos de toda la vida. Pero créeme si te digo que te acostumbrarás a ella y que incluso al final aprenderás a apreciarla.
Porque la nostalgia siempre estará ahí para recordarte que estás más vivo que nunca, que te atreviste a dejar atrás lo cómodo y el camino fácil por luchar por aquello que te mereces. Aprenderás…
Pasado el tiempo descubrirás que pese a las dificultades que supone no dominar un idioma tan bien como el de tu lengua materna, pese a las diferencias innegables en la cultura y en la forma de comportarse que tiene la gente, pese a todo ello te darás cuenta de algo muy importante.
Te darás cuenta que la complicidad no tiene fronteras, que es verdad eso que dicen de que una mirada vale más que mil palabras y que en el camino hay muchas almas, que sin importar su raza o su religión, sienten el mundo como tú lo sientes.
Así que si lo estás dudando, ni lo pienses, prepara tu maleta y ve en busca de tus tesoros olvidados. Sin duda la mayor de mis motivaciones.

Mi desasosiego

Todo comenzó con Twitter, supongo que para intentar calmar mi desasosiego decidí empezar  a compartir frases que me transmitían fuerza, vitalidad o rebeldía. Mis motivaciones son frases de esas que te remueven por dentro, de las que te hacen sentir más vivo que nunca y con ganas de comerte el mundo. Siendo honesto no me resultó complicado encontrarlas. Sabía dónde buscar porque siempre me gustaron los fragmentos de películas o párrafos de libros que sin caer en una falsa sentimentalidad apelan a las emociones para transmitir sus ideas. 

Resultó que los 140 caracteres de Twitter se me quedaron cortos. Ya no bastaba con compartir unas cuantas frases o ideas, necesitaba algo más. Algo que me hiciera sentirme realizado de verdad. Fue entonces cuando descubrí el mundo de los blogs y pensé que eso era justo lo que andaba buscando.

Maldito iluso. Digo maldito iluso porque el caso es que en las últimas semanas ando escribiendo un Ebook y me he visto sumergido de lleno en una espiral de ideas, sueños y motivaciones, que si bien me hacen levantarme de la cama con algo por lo que luchar, lo cierto es que no hacen otra cosa que alimentar  este maldito desasosiego, ese que era el que precisamente pretendía calmar.

Ahora estoy convencido de que sabía de lo que hablaba quien dijo aquello de:

Cuanto más tenemos más queremos

Quizás nunca sea suficiente, quizás no importe lo que uno consiga y esa sensación de vacío sea nuestro lastre por el resto de nuestros días. Quizás esa paz interior que todos anhelamos sea tan sólo una utopía. 

Ojalá me equivoque, ojalá llegue el día en que mire alrededor y me dé por satisfecho. Ojalá no tardando este desasosiego se marchite y me levante de la cama con mis deseos y ambiciones debilitados. 

Tan sólo fluir como el agua.

Bendito fracaso

Hoy la cosa va de motivaciones:
Querido fracaso,

Te escribo estas líneas porque aunque a veces me cueste reconocerlo me mostraste el camino y empiezo a ser consciente de que te debo mucho. Recuerdo que hace ya algún tiempo, cuando tan sólo era un crío, dejé algunos sueños morirse en el olvido por miedo a fracasar, por miedo a que te cruzaras en mi camino. Aún maldigo a ese muchacho inocente y timorato que temblaba sólo con oir tu nombre.A tí no pretendo culparte, pero siendo honesto tengo una duda que me corroe por dentro: ¿Por qué no se lo dijiste?.  ¿Tanto te costaba decirle que tu dolor era pasajero?. Por mucho que le doy vueltas no consigo entenderlo. Si tan sólo le hubieses mostrado la mitad de lo que eres capaz estoy seguro de que ese crío se hubiese atrevido a intentarlo sin miedo a fallar.Supongo que un tal Michael Jordan sabía un poco de tí y de tus virtudes:

He fallado más de 9000 tiros en mi carrera. He perdido casi 300 juegos. 26 veces han confiado en mi para tomar el tiro que ganaba el juego y lo he fallado. He fracasado una y otra vez en mi vida y eso es por lo que tengo éxito.

Con el paso de los años he ido aprendiendo a valorarte como te mereces. Sé que dueles, que agotas mi paciencia y que en ocasiones llegas a desesperarme.
Incluso diría que conmigo te has tenido que emplear más de la cuenta o más de lo que me hubiese gustado, pero da igual, eso es pasado y ahora sé que si la oportunidad se cruza en mi camino no la voy a desaprovechar. Estoy preparado, y si a alguien se lo debo es a ti: bendito fracaso.

Un agradecido de tus lecciones.

Maldita motivación y sus películas

Impotente, abatido y superado por mi propia motivación, pormis ganas de comerme el mundo. ¿Quién me lo iba a decir?. A mí, un muchacho que hasta no hace mucho se emocionaba con cada pelea de Rocky y que creía ciegamente en él cuando decía:

No importa lo fuerte que golpeas, sino lo fuerte que pueden golpearte. Y lo aguantas mientras avanzas, hay que soportar sin dejar de avanzar. Así es como se gana, si tu sabes lo que vales, ve y consigue lo que mereces.

Un crío que por unos instantes se sintió Máximo diciéndole al emperador de Roma en “Gladiator“:
Me llamo Máximo Décimo Meridio, comandante de los Ejércitos del Norte, General de las legiones Fénix, leal servidor del verdadero emperador Marco Aurelio. Padre de un hijo asesinado, marido de una mujer asesinada y alcanzaré mi venganza en esta vida o en al otra.

Un ingénuo que se sintió vulnerable cuando escuchó a Will Smith decir a su hijo en “En busca de la felicidad”:

Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo. Si tienes un sueño debes protegerlo. Si alguien no puede hacer algo te dirá que tú tampoco puedes. Si quieres algo ve tras ello. Punto.

En fin, lo fácil sería echar la culpa a las películas, hacer ver que ellos son los causantes de mis pájaros en la cabeza, que son sus guiones los que me llevan al engaño usando artimañas sutiles y efectivas. Pero que más da, si una cosa tengo clara es que lo importante nunca fue buscar culpables sino encontrar soluciones.

El caso es que ya no hay motivación que valga, que lo cierto es que puede que me dejara embaucar por mis sueños. Quizás sea hora de reflexionar, quizás toque apartarse a un lado, esperar a que pase la tempestad y ¿volver a intentarlo?

Nostalgias de la distancia

Son nostalgias de un tiempo que sigue avanzando y que no se detiene. Atrás queda la carta a mi abuela. Mitad de Febrero y las mañanas frías se empeñan en recordarme que el invierno no se va a ir tan fácilmente. Creo que ya me cansé de tanto frío, me cansé del frío meteorológico pero también del humano.

La distancia y sus nostalgias no ayudan a aliviar esa sensación de vacío que me invade por dentro y que en ocasiones me consume poco a poco. 2000 kilómetros hoy en día ya no son lo que eran, pero por muchos Whatssaps, Facebooks o Skypes que se inventen, me temo que aún les queda mucho para asemejarse a la sensación de estar sentado en la terraza de un bar con la familia o con amigos de toda la vida.

El precio de la distancia es el olvido de algunos, pero los de verdad no se olvidan ni te olvidan. Los que siempre estuvieron, están y sin duda estarán. Para ellos no hay distancia, trayecto ni muro que los aleje. Son los que siempre están, en las buenas y en las malas.

Cuando uno se marcha de casa a un lugar que no conoce, ese distanciamiento hace que las nostalgias empiecen a aflorar y a formar parte de tu día a día. Con el tiempo vas aprendiendo a entenderlas y a quererlas. ¿Cómo no lo ibas a hacer si son las que te recuerdan a quién quieres y qué es lo importante para ti?

Aunque hoy quisiera estar cerca, junto a mis nostalgias seguiré con la actitud de nunca rendirme:

Te busco, te persigo y te anhelo.
No te encuentro, pero no desespero.

Qatar, el mejor postor

El deporte vendido al mejor postor. La expresión máxima del poder del dinero. ¿Dónde está el límite?

Hoy supongo que aunque no seas aficionado al balonmano,  mientras te tomes el café y leas en el periódico que la “selección” de Qatar se enfrentará mañana a la selección de Francia en la final del MUNDIAL de balonmano, el café te sabrá más amargo que de costumbre.

Amargo por lo que ello significa. Amargo porque te das cuenta que hace tiempo que el dinero lo pudrió todo y que un club hecho a base de talonario acapara las portadas internacionales representando una nación en la competición internacional por excelencia.

Esto no es una queja al pueblo Qatarí, en tal caso es una queja  a los que lo permiten, a los que miran para otro lado mientras les llenan los bolsillos de billetes; pero sobre todo es un grito de rabia e impotencia.

Rabia e impotencia al ver que el deporte como tú lo conociste, con el que te criaste, el que amaste y te enseñó tantos valores se empeña en todas sus modalidades en venderse al mejor postor y caminar con paso firme y los ojos vendados hacia su triste final.
Un precipicio con vistas a un mar de petróleo.

¿Y tú por qué escribes?

Últimamente gente que visita el blog y a la cual estoy muy agradecido me viene preguntando que por qué lo hago, que por qué escribo.  Quieren saber el sentido de este confesionario de sueños, ilusiones y desencantos.

El caso es que lo estuve dando vueltas y por más que lo intenté la única conclusión a la que llegué es que no tengo ni la menor idea.
Simplemente lo hago.
Si la tristeza me visita supongo que escribo para intentar aliviar las penas y calmar mi desazón. Para que el papel se encargue de absorber tantas lágrimas derramadas en batallas perdidas, amores y desengaños.

Si estoy alegre lo hago para hacerle saber a los que me rodean lo maravillosa que puede ser la vida. Al fin y al cabo creo ciegamente cuando dicen que la felicidad sólo es real si es compartida.

Si estoy cabreado también escribo, aunque sólo sea para sacar toda la rabia de mi interior, especialmente cuando se va acumulando y voy sintiendo como me corroe por dentro.

¿Y si no tengo ganas? Pues le escribo a la pereza, la ruego que me deje en paz y la demuestro que a un soñador no hay pereza que lo detenga. Quizás tenía razón Nach cuando decía aquello de:

“La escritura es, es magia. ¿Nunca lo has sentido así?”

La lucha que implica intentarlo

Confuso y en pie de guerra. En pie de guerra contra la pereza, la dejadez y mi falta de constancia. No es la primera vez que nos enfrentamos, pero esta vez quiero que sea la última. 
Supongo que al principio te acostumbras a convivir con ellas, después te acomodas a la falsa sensación de bienestar que ofrecen y cuando te quieres dar cuenta acaban formando parte de tu  vida y de tu personalidad. 
Sé que suena triste, pero más triste sería mentirme.
Sin embargo si esas miserables se llegaron a creer que no haría nada para poder deshacerme de ellas, estaban muy equivocadas. 
Al menos no sin intentarlo. El día uno del combate final ya llegó, y básicamente llegó porque ya me cansé. Ya me cansé de las medias tintas, de prometer feliz y de intentarlo sólo con el aire a favor. Me cansé de mis excusas, de mis lamentos y de echar la culpa a los demás de mi falta de éxito. 
Sé que no me será fácil salir victorioso, más que nada porque nunca conseguí derrotarlas. La estadística juega en mi contra y además quién haya tratado de combatir a la pereza o a la falta de constancia sabrá de sobra que no hay enemigo más subestimado que ellas. Puede sonar vanidoso pero sólo el hecho de intentarlo, de enfrentarme cara a cara con ellas, ya se merecería multitud de elogios y halagos.
Aunque lo cierto es que lo que persigo poco tiene que ver con ganarse halagos o demostrar nada a nadie. Siendo honesto, lo hago por mi y por mi yo de ayer, por los sueños que ese niño tenía y que aún están por cumplirse.
¿No se han preguntado nunca qué pensaría de ustedes su yo ayer?
Me refiero a ese niño o a ese niña que se imaginaba en el mundo siendo astronauta, estrella de cine o futbolista.
¿Nunca se preguntaron si ese niño o niña estaría orgulloso de lo que ha llegado a ser?
Me lo pregunto a menudo y siempre llego a la conclusión que aunque puede que no estaría decepcionado, también me temo que hubiese esperado más de mi.
Así que en esas estamos, luchando sin cuartel por mi yo de ayer, con los pies hundidos en el barro pero motivados por el apoyo de esa voz en mi interior que me exclama a gritos que esta vez sí estoy preparado. Que está vez no habrá pereza ni falta de constancia que me derriben.

Sin miedo a intentarlo

Nos pasamos la vida con miedo. Miedo al que dirán, miedo al fracaso y lo que es más ridículo, miedo a alcanzar la gloria. Mires donde mires encuentras el miedo en los ojos de la gente.
Paralizados ante él, ante su poder y capacidad de persuasión. El nos dice lo que es alocado, lo que tiene sentido y si deberíamos intentarlo o no. Siempre mandando en nuestra vida.
Últimamente me vengo cansando de él, me aburren sus “eso no es para ti” o su cantinela de dejarlo todo para más adelante.
Creo que cuando acabe de escribir estás líneas que me sirven de desahogo y que son el calmante que frena mi ansiedad, lo mandaré al lugar donde se merece estar.
Si, al vertedero, al pozo más profundo o al mismísimo infierno.
Que le den.
Me di cuenta que sólo me limita, me obliga a ir andando por la senda marcada y en línea recta. Yo lo que quiero es volar, a mi antojo, sin reglas ni limitaciones, sabiendo que puedo caerme pero con la convicción de que me levantaré.
Así que si te quieres apuntar a este viaje sin retorno, sin reproches ni lamentaciones, eres bienvenido.
De momento somos pocos en esta aventura de vivir sin miedo, pero estoy seguro de que merecerá la pena.
Me voy porque ya ordenaron investigar a la alegría y a los niños les raptaron sus hadas. Me voy porque en las calles tan sólo ríe el miedo”
Luis Zalamea

Un soñador llamado Arturo Pérez-Reverte

Si por cualquier motivo horrible de la vida o si acaba usted de aterrizar en el planeta Tierra  y aún no sabe quién es ese señor, le invito a que pinche aquí.

Si por el contrario ya lo conoce, supongo que coincidirá conmigo si afirmo que es un referente en su trabajo y un soñador fuera de el.
Digo soñador porque es admirable que en un mundo de cretinos, palabras vacías y versiones oficiales, todavía quede gente como Arturo Pérez-Revertedispuesta a no callarse.
Gente dispuesta a no silenciar la voz de su interior, esa voz que a todos en ocasiones nos pide gritar cuando giramos la cabeza y vemos al mundo cayéndose a pedazos. Cuando nos damos la vuelta y vemos que a la honestidad la pusieron precio, que la venden en cualquier esquina a precio de saldo porque ya a nadie le interesa ser honesto.
Esa voz que en ocasiones silenciamos por el miedo al que dirán.
Al fin y al cabo, teniendo la vida merecidamente resuelta lo fácil sería ser políticamente correcto, seguir la corriente y no meterse en camisas de once varas que diría mi abuelo.
Por suerte eso no va con él, si tiene que alzar la voz lo hace y eso lo hace grande.
Ojalá más gente con su poder de influencia dejara a un lado sus intereses personales y se atreviese a hablar alto y claro de las miserias que por desgracia nos rodean.

Déjame intentarlo

“Besa la gloria o muere en el intento” Kilian Jornet
Déjame intentarlo en este nuevo año. Déjame ser un poco más valiente, un poco más decidido y atrevido.
Deja que mis miedos sean grandes, fuertes y poderosos. Deja que lo sean tanto que dónde quiera que mire me los encuentre de frente, que a cada paso sienta su aliento en la nuca y que me impidan huir.
Que los vea en cada excusa que ponga, en cada una de la justificaciones y cada vez que diga que mañana lo hago.
Que su persistencia sea tal que la única escapatoria, el único modo de librarme de ellos sea en un combate a vida o muerte.
Sólo uno. Un combate sin reglas ni jueces, un combate a pecho descubierto, sin más razón que librarme de ellos y librarme de ellos como única razón para vivir.
Déjame intentarlo y consigue que por una vez me enfrente a ellos. Sólo así sé que al menos tendré un combate,  una oportunidad de alcanzar por fin la calma.
Esa calma que se siente cuando lo das todo, cuando dejas de huir de ti mismo, de tus miedos y de tus dudas.

Motivaciones para intentarlo

“Dentro de 20 años estarás más decepcionado por las cosas que no hiciste que por las que hiciste”   Mark TwainSi tus motivaciones quedaron en el olvido o si la rutina y el ajetreo diario las consumieron, quizás es la hora de intentarlo de nuevo.

Si tus motivaciones son sinceras y te salen de dentro, intentarlo otra vez será tu única salvación. De lo contrario cuando pasen los años y mires atrás, lamentarás cada segundo que pasaste sin intentarlo.
Podrán parecer frases vacías, discursos usados y repetidos, pero sinceramente es lo que pienso. Probablemente es lo que pienso porque es con lo que crecí desde que era un crío.
Al fin y al cabo nuestras opiniones y nuestra forma de ver la vida depende de nuestro entorno. Es nuestro entorno el que nos moldea, son nuestras experiencias las que nos definen.
Y por suerte o por desgracia lo que vi fueron muchas miradas arrepentidas, muchas motivaciones sin intentar y demasiados sueños rotos en los ojos de la gente.
También leí que según una enfermera que trabaja con enfermos terminales, el lamento más común de aquellas personas que estaban en los últimos instantes de su vida era precisamente no haber podido vivir la vida que ellos querían y haber vivido de acuerdo a lo que se esperaba de ellos.
Me lo creo y me da rabia.

Me da rabia porque lo sabemos, sabemos que la historia en muchos casos acaba con arrepentimiento, nostalgia y melancolía. Pero dejamos ahogarse a nuestras motivaciones en la orilla y no hacemos nada para evitarlo. Simplemente nos entregamos.

Entusiasmo si vas a intentarlo

Querido entusiasmo,
Al intentarlo fuiste mi clavo ardiendo. Tumbado y abatido como estaba. Vacío después de tanta pérdida y mientras comenzaba a asumir uno más de mis fracasos, te negaste a abandonarme.
Cuando mi cabeza no encontraba sentido alguno a volver a intentarlo, te rebelaste contra mi desdicha y me pediste que aguantara un poco más. Mientras para mis adentros pensaba: “Maldito entusiasmo, un día acabaras conmigo”.
En el fondo tan sólo quería que me dejaras tranquilo, que te esfumaras de mi interior y me permitieras continuar por el camino fácil, por el camino marcado. Tener una vida normal.
En ese momento tan sólo quería tener una vida normal, como cualquier otro, pero tú te empeñabas en que luchase por lo que más quería por muy inalcanzable que pudiese parecer.
Te confieso que me pareció una broma de mal gusto cuando en mitad de mi naufragio particular me viniste con aquello de que era un tío afortunado. Después de tantos resbalones, de tantas caídas y desengaños y se suponía que yo era el tipo afortunado…
Entonces me contaste aquello de que no hay mayor suerte en esta vida que mantener intacto el entusiasmo para intentarlo y luchar por lo que más quieres. Que si todavía había algo dentro de mi, era entusiasmo.
Que hoy en día la gente no suspira por saber y comprender, la gente suspira desesperadamente por vida, decisión, sacudimiento e impulso. Que es la falta de entusiasmo lo que nos condena a un triste y lento final.
Sólo quería contarte que me convenciste. Que me convenciste y que en ello estamos. Poco importa si lo consigo o no, voy a intentarlo porque me sale de dentro y porque me niego a entregarme a un triste y lento final.
Así que mientras tú sigas latiendo en mi interior seguiré cayéndome y levantándome. Así al menos llegaré al final con historias que contar y no con sueños que anhelar.
Sinceramente,
Sivas

Un soñador llamado Willyrex

Irónica la vida, irónico imaginar a los padres de este tímido y alegre muchacho diciéndole a su hijo que dejase de jugar con el ordenador, que eso no le iba a dar de comer.

Pidiéndole que no perdiese el tiempo y que se centrara en los estudios.

Supongo que no les faltaba razón, nadie en su sano juicio se podría haber imaginado su éxito en aquel momento. Supongo que en sus comienzos ni el mismo siquiera soñaba con ello. Willyrex pasó de grabar sus partidas y compartirlas con su grupo de amigos, a grabarlas y compartirlas con cinco millones de personas.

Brutal.
Tu hobby como forma de vida.
Lo máximo a lo que cualquier soñador pueda aspirar y sin perder un ápice de su sencillez y cercanía. Por eso me da mucha rabia y coraje la gente que se dedica a atacarle. Me da igual si no es el mejor jugador, ni el más gracioso, ni el que mejor edita los vídeos.
¿Cómo se puede atacar a quién simboliza el sueño de cualquier persona?
Nunca lo entendí y espero nunca entenderlo porque eso supondría convertirme en uno de ellos.
Al fin y al cabo, como el diría: “if you have haters you must be doing something right”. Que viene a decir que si te envidian y te atacan es que algo debes estar haciendo bien. Tristemente cierto.

Paciencia si vas a intentarlo

Las prisas por llegar, el ansia y la impaciencia.
Al intentarlo te cegó la meta.
Sin darte cuenta descuidaste los pequeños detalles, los objetivos a corto plazo y dejaste de disfrutar del día a día. Pretendías alcanzar la cumbre cuando apenas habías dado el primer paso.
Un ingenuo. Un iluso jugando en un cuento de hadas.Te creíste sus películas, sus anuncios y a sus personajes. Te creíste su sueño americano. El camino del éxito lo llamaban. El mismo que pretendía hacerte creer que todo era cuestión de días o meses.
Pero admítelo, no deberías culparles, el ingénuo fuiste tu.  Ellos tan sólo daban comida al hambriento, tan sólo jugaban con tu ansia por llegar.Pensabas que sería fácil y así fue como al intentarlo tu paciencia rápidamente se esfumó. Sin ella todo se volvió oscuro, las frustraciones eran cada vez más frecuentes y te sentías en mitad de un laberinto incapaz de encontrar la salida. Confuso y aturdido, sin premios ni recompensas perdiste el Norte. Tomaste el camino fácil: abandonar.
No te culpo, cualquiera en tu situación  hubiese hecho lo mismo.Ahora pasado el tiempo, intentas mirar fríamente atrás y sin reprocharte nada te preguntas que falló.
Te das cuenta de que quizás no te falto talento o actitud. Quizás era sólo cuestión de paciencia. Paciencia y saber perder

Porque con los años comprendiste que si vas a intentarlo tienes que aprender a caminar por el desierto, por callejones oscuros, incluso adentrarte en la jungla sin luz ni machete y no desfallecer. 
Saber perder y no perder la cabeza. Mantener intacto tu entusiasmo.

En ocasiones supone coger el desvío equivocado, el callejón sin salida, tener que retroceder y volver a empezar. Intentarlo y tener la paciencia, la calma necesaria para saber sufrir y saber aceptar las derrotas.
Al fin y al cabo si fuera fácil todo el mundo lo haría.

Te consuela saber que aprendiste la lección. Ya no te preocupa saber cuando llegarás al final, simplemente cuando estarás preparado para dar el siguiente paso.
Ahora por fin encontraste el camino del éxito.

“La paciencia es amarga, pero sus frutos son dulces”

Jean-Jacques Rousseau

Carta para Tiempo de Juego

Teniendo en cuenta que vivo en un pueblo perdido de Alemania, si además le digo a mi madre que estoy escribiendo una carta a un programa de radio, me temo que pensaría que me estoy volviendo loco.

Claro que si en vez de un programa de radio, le digo que hay un grupo de personas que me acompañan y me sacan una sonrisa en las tardes frías y solitarias de invierno; pues probablemente me diría que al menos fuese agradecido y se lo hiciese saber.

El caso es que loco o agradecido os escribo estas lineas porque tantos buenos momentos no merecen el silencio.

Como buen amante del fútbol y del deporte en general, no me confundo si digo que sois la referencia a nivel nacional y tampoco me confundo si digo que tenéis a los mejores profesionales.

Lo curioso es que después de tantos años, si me tuviese que quedar con algo de vuestro programa, poco tendría que ver con fútbol o deporte.

Me quedaría con la humildad de Paco, quién aún caminando con reyes en la humildad encuentra su grandeza.

Me quedaría con el ingenio de Hevia, con el entusiasmo de Pepe, con la espontaneidad de Armenteros o con la bondad que desprende Evangelio (o eso creo, bueno).

Con la entrañable “cabezonería” de Pedro Martin, el buen rollo de Parrita o la picaresca de Juanma Castaño. La coherencia de Jose Francisco, la sana malicia de Manolo Lama o el sentido del humor de Poli Rincón.

Así podría continuar con cada uno de los miembros de vuestra familia de Tiempo de Juego, al fin y al cabo cada uno teneis algo especial.

Sé que sois poco amigo de los halagos, pero los causantes de tantas emociones, tantas risas y alguna que otra lagrimilla se merecían esta humilde carta y este enorme GRACIAS.

Sinceramente,

Un oyente más desde un pueblo perdido de Alemania

Valentí Sanjuan

Un soñador. Su nombre es Valentí. Valentí Sanjuan.
Muchos no lo conocerán, yo mismo hasta hace dos semanas no me enteré de su existencia. Quizás sea porque últimamente el deporte se ha convertido en un mundo silencioso y hermético. Un mundo dónde los deportistas de élite sufren de un hermetismo que roza lo grotesco  con la excusa de proteger al deportista,  mientras que los deportistas amateur sufren de la ignorancia por parte de los medios de comunicación.
Las consecuencias las sufrimos nosotros, los amantes del deporte y de los valores que transmite. Aquellos a los que nos gusta saber que hay detrás de cada entrenamiento y detrás de cada día de competición. Aquellos a los que nos intriga saber que se esconde detrás del éxito y porque no decirlo, también lo que se esconde detrás del fracaso.

¿QUIÉN ES VALENTÍ SANJUAN?

Pues bien, Valentí Sanjuan forma parte del grupo de deportistas amateur, el mismo se reconoce como un “patata”, lo cual le honra y es una muestra de su humildad. Es un tipo alegre y dicharachero que se graba en cada una de las competiciones en las que participa. Competiciones extremas que llevan a su cuerpo y a su mente al límite.

Puede que no sea el mejor, puede que ni tan siquiera sea el que más entrena y con seguridad hay mucha gente mejor que él,  pero ¿eso que más da? ¿A quién le importa? ¿Quién fue el ingenuo que dijo que lo importante era ser el mejor?

Quizás el que lo dijo no conocía la esencia de la vida y especialmente la del deporte, esa esencia que tan lejos queda del tópico de ser el mejor. La esencia siempre ha sido intentarlo, superar tus límites y llegar al final del camino sabiendo que diste lo mejor de ti. En definitiva, medir tu capacidad.

Y en eso pocos como Valentí. 
Lo cierto es que muchos le acusan de venderse y de ser un producto del marketing. Debe ser porque es el único al que le gusta ganar dinero haciendo lo que más le motiva. O quizás, y esto es lo más probable, la razón de ese “odio” simplemente esté en que las grandes almas siempre se encontraron con la oposición violenta de las mentes mediocres.
Sólo espero que los valientes que se atreven a juzgarle no dañen su autenticidad, su honestidad y esas ganas de comerse el mundo que pocos transmiten como él.
Sólo deseo que los que le juzgan no maten a su alma de niño soñador

LIBROS DE VALENTÍ SANJUAN

Si te quedaste con ganas de saber más de él, tiene tres libros que seguro te van a gustar. Actualmente creo que solo se pueden comprar los dos últimos, ya que el delCamino de Santiago no he sido capaz de encontrarlo. El primero se llama: “Lo que te hace grande” y el otro que es muy reciente es: “Vivir es la polla

Allí podrás encontrar la mayoría de sus anécdotas y una dosis extra de motivación.

Vale la pena intentarlo

Sólo por ese instante vale la pena intentarlo.
Mágico e indescriptible. Simplemente brutal.
Ese instante previo a lograrlo, cuando sabes que es tuyo, que te pertenece y que nada ni nadie te lo podrá arrebatar.
Sabrás a lo que me refiero si te hablo de esa sensación que recorre tu cuerpo cuando ves la linea de meta y te das cuenta que ya no hay llagas, ampollas ni dolores musculares que te puedan detener.
Tras 3,8 kilómetros nadando, 180 kilómetros pedaleando y 42,2 kilómetros corriendo, sientes el final de tu objetivo y lo acaricias con las manos.
Te decidiste a intentarlo y aún a riesgo de poder sonar arrogante sabes que te lo mereces.
Atrás quedan los madrugones, los quebraderos de cabeza para cuadrar los entrenamientos y las restricciones en la dieta.
Atrás quedan las dudas, los miedos de no cumplir con las expectativas y el temor a abandonar.
Atrás quedan los que te decían que no lo intentaras, los que insinuaban que no era para ti y  los que sugerían que no estabas preparado. Aunque parezca extraño no les guardas rencor, ¿cómo ibas a hacerlo si fueron parte de tu motivación?. En el fondo también entiendes sus dudas porque por momentos hasta tu mismo llegaste a dudar de ti.
Dejas a tus espaldas muchas batallas, pero ahora llega el momento de disfrutar porque tu anhelado objetivo lo tienes delante de tus ojos.  Y si la felicidad existe, debe ser algo parecido a esa sensación que experimentas durante los últimos cien metros de carrera, esa sensación que inunda por completo tu cuerpo y que se desborda derramando lágrimas de felicidad.
Entonces te das cuenta que sólo por ese instante mereció la pena intentarlo. No encontrarás otra sensación igual.
No hay medallas, ni premios, ni felicitaciones que logren asemejarse a esa sensación que se siente el instante previo a lograr tu objetivo.
Vale la pena intentarlo.

“El viaje aporta la felicidad, no el destino” El guerrero pacífico

Intentarlo por última vez

Ha pasado mucho tiempo. Incontables horas de esfuerzo y dedicación. Incluso puede que por momentos te arrepientas de haberlo intentado, porque si eres honesto los resultados distan mucho de lo que en su día esperabas. Pese a intentarlo con toda tu alma al final resultó que las cosas no siempre salieron como te imaginaste.
Lejos de haberte comido el mundo, más bien es el mundo el que te va consumiendo poco a poco.
Ahora cansado de caminar por el desierto, decides pararte un momento a pensar y te das cuenta que ya sólo quedan dos opciones:
  1. Intentarlo por última vez y correr el riesgo de quedar como un iluso soñador.
  2. Abandonar y convencerte a ti mismo que aquello que perseguías no era para tí.
Ya importa poco cómo llegaste a esta situación. Importa poco quién te falló o si lo podrias haber hecho mejor. Lo único que importa es que sucedió y has llegado al punto en el que las segundas oportunidades hace tiempo que están gastadas. Decidas lo que decidas no hay marcha atrás y lo sabes.  
Por un lado están tus dudas y tus miedos sugiriéndote que abandonar es la mejor opción; mientras que tu orgullo se empeña en convencerte de que intentarlo por última vez es la única alternativa.

Curioso. El momento de la verdad y resulta que son tus miedos, tus dudas y tu orgullo los que te aconsejan que deberías hacer. Tres impostores aparentando saber que es lo que más te conviene. Al mismo tiempo tu instinto aguardando pacientemente en silencio esperando a que le preguntes si intentarlo merecerá la pena o no. En cierto modo es irritante que permanezca siempre tan callado y escondido cuándo en verdad  es el único que sabe lo que de verdad te apasiona. Pero da igual lo irritante que pueda resultarte, tanto si vas a intentarlo como si vas a abandonar tendrás que aprender a escucharlo.

Escucharlo y decidir. 
Quizás después de tanto tiempo te empiece a aburrir o  a cansar lo que haces. Entonces, por mucho que duela, será el momento de dejarlo, de abandonar.
O quizás tu pasión siga tan viva como el primer día. Entonces será el momento de intentarlo por última vez y puede que todo tu esfuerzo se vea finalmente recompensado.
Nadie sabe lo que sucederá y nadie te podrá ayudar a descubrirlo, pero ten claro que ni tu orgullo, ni tus miedos, ni tus dudas serán jamás buenos consejeros. Mantente alejado de ellos siempre que puedas. Escucha a tu interior, escucha a tu instinto y si él te anima a intentarlo por última vez, entonces y sólo entonces ve hasta el final. No hay otro camino y nunca lo hubo.
“Concéntrate en el momento, siente no pienses, usa tu instinto”
La guerra de las galaxias

¿Por qué querría alguien intentarlo?

Sentado frente al televisor viendo historias de mujeres, hombres, niños y ancianos dispuestos a intentarlo. Dispuestos a medir su capacidad, dispuestos a escalar su pico más alto, recorrer el camino de sus sueños o pedalear dónde siempre imaginaron.
Mientras te acomodas en el sofa, con tu té caliente y la manta sobre tus piernas,  te empiezan a bombardear con cada una de sus ampollas, heridas y quemaduras sufridas al intentarlo.
No dejan lugar a la imaginación. Te muestran al detalle cada lágrima, cada desazón y cada caida experimentada en el camino. Por no quedar, no queda ni una sóla gota de sudor sin mostrar.
Es entonces cuando con una mezcla de admiración, sorpresa e incluso algo de coraje te preguntas:
¿Por qué demonios querría alguien intentarlo?
Lo cierto es que yo también me lo estuve preguntando durante mucho tiempo. Quizás te ayude a comprender o simplemente  te interese saber que detrás de cada lágrima hay una promesa cumplida o un grito de rabia a los que te sugerían que no lo intentaras.
Detrás de cada ampolla hay un sueño realizado y que cada quemadura es una lección de vida que no se olvida jamás.
Quizás no sepas de la satisfación personal, de la paz interior, de ese sentimiento de fortaleza que se siente al enfrentarse a tus miedos, a tus dudas y derrotarlos en un combate sin tregua.
Lo siento, pero me temo que nunca ningún documental te lo podrá dar.
Quizás pronto tu también quieras intentarlo.


“Estamos aquí para reírnos del destino y vivir tan bien nuestra vida que la muerte tiemble al recibirnos” Charles Bukowsk
i

¿Qué es intentarlo?

Intentarlo son las horas de esfuerzo y dedicación. Las noches en vela. Los sudores, las lágrimas y los desencantos. Son los sueños proyectados y las ilusiones anheladas.
Intentarlo son riesgos, caídas y por momentos desilusiones. 

Son cada una de las pruebas que te muestran cuánto de verdad lo quieres, cuánto de verdad estás dispuesto a luchar, cuánto podrías sacrificar para conseguirlo. Es el camino a seguir y no hay otro. En verdad nunca lo hubo y probablemente jamás lo habrá.

Todo lo demás no es intentarlo, o al menos no es intentarlo de verdad. 

Así que no te engañen si te dicen que lo están intentando y no ves el brillo en sus ojos o si no sientes la rabia en su mirada cuando alguien pone en duda su esfuerzo o su meta. Si no te das cuenta de la emoción contenida en su discurso, de las cicratices de sus heridas; entonces olvídalo, eso no es intentarlo.

Lago Sevan (Armenia)

Herido pero muy vivo

07:00
Suena el despertador y te preguntas por qué te fuiste tan tarde a dormir. Amaneces cansado y aturdido. Cansado de perseguir sueños que no llegan, que se alejan.
Aturdido por los golpes recibidos en el camino, golpes que van haciendo mella en tu interior.
Mientras te tomas el café, aún con legañas en los ojos, te preguntas por qué y cómo llegaste a esa situación. Sólo encuentras culpables a tu alrededor y no respuestas.
Quizás la respuesta esté en ti. Quizás fué tu culpa, quizás te dejaste embaucar por tus sueños y te convertiste en su esclavo.
O quizás simplemente no supiste poner freno a tus ilusiones.
¿Pero cómo ibas a hacerlo? ¿Cómo ibas a renunciar a lo que más querías?
Entonces lo asumes y empiezas a aceptarlo. Te das cuenta de que tú eres así. Que nunca te vas a conformar con ir andando cuando puedes volar. Además sabes que ya no hay marcha atrás, sabes perfectamente que si abandonas a tus sueños no te levantarías cansado y aturdido, simplemente no te levantarías.
Permancerías el resto de tu vida acostado, siendo un alma en pena consumiendo minutos hasta tu triste final.
Asi que apuras el último sorbo de café, te pones la chaqueta y sales de casa con la mirada del que sabe que está herido pero muy vivo.
“Alguien dijo que somos nuestros sueños, que si no soñamos estamos muertos”
Kilian Jornet

Si vas a intentarlo, nadie como él

Quienes me hayan leído, sabrán de sobra que estoy lejos de despreciar a la suerte. Es más, quizás la valoro más de lo que debería.
Sin embargo, estos renglones van dedicados a quién más debo. Nadie conoce las mieles del éxito tanto como él.
Se llama trabajo duro, y si vas a intentarlo deberá ser tu fiel compañero.
Antes de que te apresures a buscarlo, deberías saber que tiene algunas manías que quizás no te agraden especialmente.
Él no entiende de horarios ni vacaciones. Ni de tardes melancólicas o mañanas perezosas. Le dan igual aniversarios, cumpleaños o fiestas de despedida. Le irrita profundamente la gente con excusas. Así que ni se te ocurra decirle que llueve, nieva o que el calor aprieta.
Para él son tan sólo anécdotas que añadir al camino. A tu camino.
Pues si, como te podrás imaginar en ocasiones puede llegar a resultar cansino, incluso molesto; pero créeme cuando te digo que merecerá la pena. Nadie como él para sacar de ti tu máximo potencial. Nadie te llevará tan lejos y nadie te hará sentir tan orgulloso de ti mismo.
Diría que hasta tiene un halo mágico, capaz de llevarte desde el pozo de los infiernos a la cumbre más alta.
Así que si de verdad lo deseas, si vas a intentarlo, entonces y sólo entonces no dudes de que él es tu compañero a elegir.

“El trabajo duro vence al talento cuando el talento no se está esforzando” Will Smith

Noches

“La muerte no es lo triste, lo triste es que la gente no sepa vivir”
El guerrero pacífico

No es que me faltara la motivación, pero aún recuerdo las noches de irme abrumado y lleno de dudas a dormir. Noches de preguntas sin respuestas. Noches de confusión e incertidumbre.
Un buen día, no se muy bien cómo pero sucedió.
Comprendí que no se trataba de ser el más fuerte, que no luchaba contra nadie y que las comparaciones son absurdas.
Comprendí que no siempre hay que ganar y que el fin no justifica los medios.
Desde entonces las noches se volvieron plácidas y silenciosas, sin rastro de dudas ni miedos, sabiendo que lo que nos define no son nuestros éxitos, sino nuestras luchas.

No todo será motivación

“Querido Karma, te olvidaste de algunos”Perdona si te esperabas encontrar con otro mensaje de aliento.
Yo también lo ando buscando.

La felicidad y sus mandamientos

“Si puedes esperar y no cansarte en la espera, o si, siendo engañado no respondes con mentiras” Rudyard Kipling
Rudyard Kipling conocía la esencia de la vida y de la felicidad
Puede sonar pretencioso, pero nada más lejos de la realidad. 
No me cabe ninguna duda de que los suyos son los principios a seguir, aunque también se de buena fe de su dificultad. 
Siempre acudo a él cuando las cosas no me van tan bien como espero. 
No obstante también intento volver a él cuando ocasionalmente el éxito se cuela en mi vida. 
Me hubiese gustado que alguien en su día, en las numerosas horas que pasaba en la escuela, me lo hubiese enseñado. Supongo que para el sistema educativo era más importante aprenderse de memoria el día exacto del nacimiento de Cervantes. Da igual, me quedo con que al final descubrí el poema, o el me descubrió a mi, quién sabe.
Sin más, les dejo con estos 2:30 min de pura inspiración, narrados de manera brillante por Juan Peña.

SI, IF, DE RUDYARD KIPLING Versión de Juan Peña

Si eres capaz de mantenerte firme
cuando otros se dobleguen
y te reprochen luego que no hagas como ellos.

Si confías en ti cuando otros de ti duden,
y aun entiendas sus dudas.

Si sabes ser paciente en la espera.

Si te mienten y no respondes con mentiras.

Si aprendiste a no odiar aunque te odien,
y aun así no parezcas
ni demasiado bueno ni muy inteligente.

Si aprendes a soñar
sin que te lleguen a embaucar los sueños.

Si al pensar antepones la vida al pensamiento.

Si conquistas el triunfo o caes en la derrota,
y a esos dos impostores los tratas de igual forma.

Si puedes soportar que tu verdad
la ensucien con mentiras. 

Si sabes aceptar que te has equivocado,
y sin desfallecer has vuelto a empezar desde el principio.

Si tienes la osadia de arriesgar a la suerte
todo cuanto has ganado,
y aun perdiendo mantienes
intacta tu entereza sin quejarte.

Si puedes conseguir que tus tendones,
tu corazón, tus nervios
a su debilidad se sobrepongan
hasta hacerlos tan fuertes como tu voluntad,
y obedezcan tu voz si dices: ¡Adelante!

Si cuando hables en público
sigues siendo tú mismo, 
o aun estando con Reyes,
en la humildad encuentras tu grandeza.

Si alguien te quiso herir y apartaste la herida.

Si fuiste generoso, pero también contigo.
Si en los buenos momentos que a veces se te ofrezcan
aciertas a apurar cada segundo,

será tuya la tierra y sus dones,
y lo que más importa, hijo mío:
serás al fin un hombre.

Mantener la entereza

Si pensabas que todo iba a ser un camino de rosas, te equivocaste. Si esa era tu idea, probablemente fracasaste. Estarás cabreado con el mundo, pero te diré una cosa:
Echar las culpas a los demás o al entorno, no te ayudará; es más, te quemará por dentro. Asume tu derrota, tu fracaso y vuélvelo a intentar sin mencionar ni una sola palabra sobre tu desgracia. Vuelve con mas motivación si cabe, sabiendo que ahora eres un poco más sabio, más fuerte, más hábil y estás mejor preparado.
“Del sufrimiento emergieron las almas más fuertes, los carácteres sólidos tienen cicatrices” Khalil Gibran

La sonrisa perfecta

Se acabaron las excusas y los pretextos. Tu felicidad está en juego. Te será más fácil con valor y coraje. Son valores que no se puede fingir ni comprar. Da igual de dónde vengas, o quienes sean tus padres.
Valor y coraje serán la base de tu éxito, porque este llegará, si de verdad amas lo que haces, llegará.
Serás feliz en tu día a día más allá de lo que indique tu cuenta bancaria o tu popularidad.“No importa de dónde vienes, es sólo cuestión de corazón” Eric Thomas

Al otro lado del muro

Si los resultados no llegaron, tendrás que cambiar tu hábitos. Si sigues haciendo lo mismo, obtendrás lo mismo. Aparentemente muy simple, pero por momentos parece que no lo terminamos de comprender. La motivación para el cambio nos acercará a ese deseado mañana que no termina de llegar.
“Se trata de estar dispuesto en todo momento a sacrificar lo que eres, por lo que serás” Eric Thomas

¿Merece la pena tanta motivación?

Cuestión de motivación

Supongo que no te sorprenderás si digo que como yo, hay miles escribiendo sobre lo mismo.
No se puede negar, la motivación está definitivamente de moda. Ahora lo llaman “Coaching” que suena más sofisticado e interesante.
Bueno, y vende más, ya sabes…
No te dejes engañar, es el “si se puede” de toda la vida.
Si estás empezando a interesarte por este mundillo repleto de frases épicas y videos apelando a la heroicidad, permíteme aclararte algo.
Si te aburre lo que haces, no servirá.
Si no tienes verdadero y sincero interés en lo que haces, olvídalo, no ayudará.
Sólo si haces de tu pasión tu bien más preciado, la motivación será la chispa que prenda e ilumine tu vida.

Allí, dónde quiero volver

Sólo espero que no te toque a ti, que no lo sufras y que no pases por ello. Por mucha motivación que  tengas, sólo las almas más fuertes son capaces de superarlo. Es muy duro mirar atrás y saber que no puedes retroceder.“Sueños de riqueza y fama, que se rompen convirtiéndose en lamento y drama” Nach

Motivación para avanzar

Pecaré de optimista, pero no dejaré de creer. Algún día podré decirlo. Podré decir aquello de: mereció la pena. Si vas a intentarlo, tendrás que creer que ese día llegará. Por el momento no mires atrás, sigue a tu instinto y a tu alma animal, ellos te guiarán.“Mis sueños son mentiras que algún día dejarán de serlo” Nach

No te rindas

Vendrán momentos duros, pero creéme cuando te digo que nada sera más duro que recordar un sueño sin intentar, una pasión desatendida o un deseo aparcado en el olvido.
No es motivación, es ley de vida.“Alguien dijo que somos nuestros sueños, que si no soñamos estamos muertos” Kilian Jornet

El origen

Cuesta mantenerse callado cuando los sentimientos te desbordan. Los 140 caracteres de twitter no dan a basto para sacar lo que uno tiene dentro. De esa necesidad nació este blog como válvula de escape. Y porque como diría Nach:“Lo que motivó el comienzo fue que las vidas que presencio no merecen el silencio” Nach

Salvo excepciones

Al final, cuando pasa el tiempo, uno empieza a ver el pasado con claridad. Se da cuenta de los errores y de los aciertos que cometió en su día. De vez en cuando es provechoso echar un vistazo atrás para saber sacar conclusiones, y saber enfrentarte mejor al presente. Aquí les dejo una de las conclusiones de las que no me cabe ninguna duda…

Un paso más

No deberíamos dudar en que la diferencia siempre la marcará la perseverancia en los momentos difíciles. Cuando nos falte el apoyo y la motivación. Cuando los resultados brillen por su ausencia. Cuando lo único que queramos es abandonar y aún así demos un paso más.
Sólo entonces se podrá hacer realidad.
Hoy suspiro por ese aliento, ese impulso que me permita dar ese paso más.

La suerte

Supongo que les asusta tu poder y por ello no te comprenden o no te quieren comprender.

Se atreven a ningunearte, a tratarte con desprecio y a infravalorarte. Supongo que estarás cansada de que siempre te mencionen con ese tono despectivo.
Sólo porque necesites al trabajo duro a tu lado, ya se piensan que el trabajo duro no te necesita.
Perdónales su ingenuidad. Algún día se darán cuenta de tu importancia y comenzarán a tratarte como te mereces.
Mientras tanto, paciencia amiga.

¿De verdad lo quieres?

Intentando alcanzar la gloria nos golpeó la realidad.
Suspirando por el éxito nuestros miedos se impusieron.
Por suerte nos dimos cuenta a tiempo. No es que no fuera para nosotros. No es que no fuéramos los elegidos.
Simplemente era otra prueba más para demostrar cuánto de verdad lo queríamos. Cuánto de verdad nos importaba y cuánto estábamos dispuestos a entregar para conseguirlo.
Y lo hicimos.

La timidez

Obviaré los detalles, pero duele recordar que estúpidas razones se llegan a argumentar para no enfrentarse a esa infravalorada enemiga llamada timidez. 
Quienes la conocen sabrán de lo que hablo.
Reuniones de empresa, cenas de navidad y bodas como máximo exponente. 
Nos gusta pensar que se pasa con los años, pero en verdad no sucede así, simplemente se aprende a fingir mejor hasta el final de los días.

Me cansé

Me cansé de los del sentido común, de los realistas y de los que siguen el camino fácil.Me cansé de sus discursos conformistas y de falsa seguridad.
Les pido que me olviden, que no insistan, que si alguna vez los seguí nunca fue mi intención.Elegí seguir el camino correcto, el que dicta mi corazón, el que de algún modo ya sabe lo que quiero ser. Convencido de llegar al final con historias que contar y no con sueños que anhelar.

No hay otro camino y nunca lo hubo

Acercarse al precipicio, saltar al vacio.
Entregar toda tu alma en el intento, arriesgarlo todo y fracasar.
Levantarse de nuevo, aceptar la derrota como parte de la vida y no decir ni una mala palabra sobre tu pérdida.
Acercarse al precipicio, volver a saltar.

No hay otro camino y nunca lo hubo.

En busca del manual perdido

No sé.. 
Me pase toda la noche dándole vueltas y sigo sin saber.
Saber como aconsejarle sin cortarle las alas ni limitarle, pero a la vez  guiarle. Saber como hacerle ver su potencial sin que su ego lo domine y lo transforme.
En definitiva saber como encontrar ese manual, perdido en alguna parte, para que no cometa mis errores.
Ay si supiera.

El brillo en la mirada

A lo mejor me engañan, a lo mejor sus vidas no son tan envidiables y simplemente se trate de una falsa apariencia. Nunca se sabe, pero permítanme que lo dude.
Lo dudo porque me los crucé en ambientes dispares, sin importar su clase social o nivel económico.
Lo curioso es que da igual, siempre comparten los mismos rasgos y las mismas actitudes.
Su brillo en la mirada los delata.
Cada uno a su manera irradiando entusiasmo, energía y felicidad.
Por momentos parece que empiezan a escasea, pero mientras tanto serán esos referentes en los que fijarme cada día.

El paraíso perdido

Uno se va dando cuenta que conforme van pasando los años la vida no es como lo imaginó.

Lo bueno es que hay gente que en cierto modo lo intuye, lo acepta como parte de su existencia y encuentra su lugar.
Los envidio.
El problema viene para los que la sangre nos sigue corriendo por las venas, para los que no nos resignamos a conformarnos, para los que sabemos que pudiendo volar no nos vamos a limitar a ir andando.
En fin, para aquellos que aún, pese a todo, seguimos imaginando.

Es por ello que sufrimos el sueño del paraiso perdido, el peor y más asesino de nuestros sueños.

Sus éxitos mi felicidad, sus fracasos mi amargura

Frágil, vulnerable, sabiendo que mi calma y mi paz interior hace tiempo que dejaron de pertenecerme.Nunca fue mi intención, pero sucedió.
Sucedió sin buscarlo ni desearlo. Desde entonces sus éxitos son mi felicidad; sus fracasos mi amargura.Asusta pensar cuánto de nuestro bienestar se escapa de nuestro control, pero supongo que sabrás de lo que te hablo si amas a alguien más que a tu propia vida.

Comerse el mundo

Alcanzar la calma, sentir que te reeinventaste y saber que aún es posible.
Aún es posible levantarse por la mañana y tener esa sensación de que uno se va a comer el mundo.Lo añoraba.
Quizás pasé demasiado tiempo con el único próposito de sobrevivir y esperar a tiempos mejores. Pero ha vuelto y lo hizo con más fuerza que nunca.Han vuelto el deseo y las ganas de luchar.
Sólo pido que no se vaya, que no se esconda, que está vez, está vez no lo defraudaré.

Tú decides

Desmarcarse del camino marcado, seguir tu pasión y ser al fin libre.
Dejar de fingir, perseguir tu sueño a pesar de las ínfimas probabilidades y saber que pase lo que pase seguiste a tu corazón. 

Liberarse de esa falsa idea de comodidad que nos impide perseguir nuestros sueños, la que limita nuestro potencial y nos impide caminar por la vida con la mirada del que sabe lo que quiere. 

Es inevitable, en la vida llega un momento en el que hay que elegir.
Uno puede elegir fingir que todo va bien o arriesgar esa “falsa comodidad” sabiendo que puede perder pero siendo consciente que si no lo hace ya está perdido.

Ahora tú decides.

Fracaso y éxito

Fracaso. Lo importante es aprender de él, porque va a llegar, ten por seguro que llegará.
Sufrirás sin duda, pero si no logra herirte la autoestima te hará más fuerte, más preparado.
Mientras tanto el éxito cuando menos te lo esperas te ha hecho trizas. Te confunde, te hace creer invencible y te transforma. Entonces es cuando pierdes, dejas de hacer lo que te había llegado hasta allá y viene la caída. Y cuando uno está arriba, la caída es dura.

Al final hay que tratar a ambos como lo que son: dos impostores.

Mi realidad

Vale que el entorno no nos ayuda a enfrentarnos a la realidad, vale que siempre están mostrándonos esas vidas de ensueño y felicidad, conduciéndonos a falsas esperanzas.
De acuerdo, es duro, además ni siquiera se si merece  la pena  escuchar tantos cuentos de hadas.

Pero lo cierto es que al final del día sólo nos queda creer. Cada uno a su manera. Unos se aferran a su intuición, otros al destino o al karma, los hay que a Dios, y los que tomamos un poco de cada. El caso es que hay que creer. Digamos que es el motor que nos mantiene en marcha.
De algún modo hay que confiar que nuestro fugaz paso merecerá la pena y creo ciegamente que creer es el primer paso.

Limitados

Creo firmemente que estos dos diablos son los causantes de la mayoría de nuestras decepciones.  Siempre aprovechando nuestra más mínima debilidad para dejarse ver y dar al traste con nuestras ilusiones. 
Al fin y al cabo, sólo unos pocos elegidos son capaces de combatirles y superarles.
Me queda la esperanza de que la próxima vez no les será fácil derrotarme.  
Se a quién me enfrento y estoy preparado.

La esencia

Lo complicado es compartir sentimientos, pensamientos o ideas de una manera sencilla. Para mi siempre fue la clave. Aquellos que hacen uso de un vocabulario complejo, respeto máximo, pero lo siento no me fio de ellos. 

Tengo la sensación de que no saben de lo que hablan y por eso necesitan el uso de palabrejas extrañas que adornan la frase pero que no me dicen nada. 
Desde aquí intentaré huir de todo aquello.