Frustraciones

Si preguntan por mí diles que marché.

Diles que me fui de viaje, que me fui en busca de lo que nunca encontré.
Si preguntan por qué, les dices que ya me cansé.

Quizás pasé demasiado tiempo haciendo lo que siempre odié. Pero volveré. Más tarde o más temprano, no lo sé. Posiblemente cuando mis dudas claudiquen ante tanta bravura, cuando tan sólo sean un mal recuerdo los miedos a los que hoy me enfrento. Entonces será tiempo de volver. Será tiempo de creer, de aprender del pasado, de sonreír y agradecer.

De momento si preguntan por mi cuéntales la verdad. Cuéntales que cada vez cuesta más encontrar con quién poder intimar y de la rabia que da no saber por qué luchar. Háblales de mis anhelos, de lo mucho que he esperado por sentir de nuevo ese cosquilleo.

Si preguntan por mi les dices que no estoy triste, si acaso decepcionado. Cuéntales que a lo mejor tienen algo que ver  las mentiras que me contaron, aquello que se suponía que de mayor entendería y sin embargo es más bien al contrario.

Y si insisten cuéntales, déjales bien claro que estoy harto de sólo ir tirando.

 
Cuéntales

Otras frustraciones

Me cansé de estar cansado

Me cansé de la hipocresía, de gobernantes que se creen que gobiernan por llevar traje y camisa. Me cansé de las noticias de economía, ricos jugando a ser más ricos y ¿qué fue de la empatía?.

Cansado de tiranos, de déspotas y personajes que se creen con derecho a todo sin tenerte en cuenta.

Me cansé de bancos, de tarjetas inmorales, de cómplices fingiendo sorpresa sin temor a sonrojarse. Harto de esos que más tienen, esos que casualmente siempre son los que más quieren.

Me cansé de los envidiosos y de los que prefirieron no intentarlo por temor a su fracaso. Me cansé de aquellos que ya te lo avisaron, aquellos que ya te lo dijeron, no creo que necesites más explicación, tú ya sabes a quién me refiero.

Perdona mi arrebato, tan sólo me cansé de estar cansado.

Me cansé de estar cansado

Impulsos del alma

Resurgir de tus cenizas, darle un impulso a tu alma y volver a sentir esas ganas locas de comerte el mundo.

A veces sin darnos cuenta nos perdemos en medianías, pretendiendo tener bajo control algo que me temo que nunca podremos tener controlado: me refiero a nuestro porvenir.

Quizás sea porque le damos más importancia de la que deberíamos a problemas que si bien no son menores nos ciegan en exceso y nos impiden disfrutar de lo maravilloso que nos rodea.

Siempre dándole vueltas al futuro y al dinero. Al dinero y al futuro. Así nos sumergimos en un circulo vicioso enfermizo que nos corroe por dentro y no nos deja ver más allá.  Caminando por la vida amargados, llorando a nuestro triste destino y sin saber apreciar la suerte que a veces tenemos.

Ojo, no seré yo quién diga que el dinero no es necesario en nuestra sociedad. Por desgracia y sin dudarlo ni un segundo diría que es imprescindible. Por supuesto que vivimos en una sociedad en el que el dinero es necesario, pero no debemos olvidar que caminar con la mirada perdida y la cabeza agachada no nos va ayudar.

Y lo más importante, no debemos olvidar que en realidad es la salud de las personas que queremos, son sus sonrisas y sus abrazos los que alientan nuestra alma. Porque  puede que por desgracia el dinero sea el impulso de nuestra sociedad, pero hoy y para siempre los verdaderos impulsos del alma serán los otros.

Impulsos del alma

Cenizas de ambición: Coltán

La pesadilla reflejada en el continente de los sueños.
La conquista del espacio y de la tecnología a costa de la deshumanización.
Coltán: “Mineral compuesto por Niobio y Tantalio, de color negro o marrón muy oscuro. Se utiliza en microelectrónica, telecomunicaciones y en la industria aeroespacial”
El Coltán se trata de un mineral clave en la fabricación de componentes electrónicos y también es un mineral muy importante para la industria aeroespacial. El ochenta por ciento de las reservas mundiales de Coltán se encuentran en la República Democrática del Congo.


Lo que a priori podría suponer una oportunidad histórica para África central, la ambición sin freno lo ha convertido en un auténtico drama.
Mientras tanto a los conquistadores del Norte únicamente les interesa el beneficio económico que puedan obtener del continente africano; una vez conseguido: adiós.
Entre señores de la guerra y miradas para otro lado se arrasa con lo más valioso y crucial de nuestra existencia: la infancia. Niños que se ven obligados a ir día tras día a ser explotados en minas, trabajando en condiciones infrahumanas para conseguir el dinero necesario para sobrevivir. Niños que se hicieron mayores viviendo en guerra y cuyos nietos siguen el mismo triste camino. Demasiadas vidas con el mismo destino por el privilegio de unas pocas.
Y sin embargo, lo más paradójico de la historia es que pasan los años y ninguno de esos conquistadores consigue descubrir el verdadero tesoro de África: no me refiero al coltán sino al rostro radiante de felicidad de esa gente que vive con sencillez y sin abundancia.

Aquí en nuestras casas recibimos los últimos modelos en telefonía móvil, veremos próximamente en modernos televisores de plasma a nuestros jefes haciendo turismo espacial en la luna o quién sabe dónde y continuaremos acurrucados en una burbuja de falso bienestar alejada de sonrisas puras e inocentes.

Al otro lado la cruda realidad: guerras por diamantes y coltán.

Mi último deseo

Se acabó. Siendo sincero ya no hay motivación que valga. Me temo que no hay marcha atrás. La ambición sin freno nos condenó. Enfermos crónicos de dinero y materialismo.
Vendiéndonos al mejor postor, o mejor dicho al mejor impostor.Llegados a este punto, me gustaría pedirles un último deseo a los que pusieron precio, nacionalidad y requisitos a los sueños. Me consta que la gente como ustedes suele tener muchos contactos, así que espero que no les suponga demasiado esfuerzo concedérmelo.Como muestra de mi sincera petición les ofrezco mi casa, mi coche, la cuenta corriente; lo que quieran. Se pueden quedar hasta el último centavo de mi propiedad.
Por cierto, se me olvidaba que también tengo alguna que otra acción en bolsa por si les pudiera interesar.

A cambio, y repito que como último deseo, sólo les pido que nos devuelvan a mi y a los mios lo que en su día nos arrebataron. Se trata de algunos valores que vengo echando de menos últimamente.

Les pido que nos devuelvan la generosidad en la gente, el compañerismo, la empatía, la sinceridad de palabra, la competencia sana, la solidaridad y fraternidad entre los pueblos.
Bueno, y lo más importante, la honestidad.

El resto, como ya les dije, se lo pueden quedar tranquilamente, y sin intereses.

Último deseo

“Las bancarrotas se socializan, las ganancias se privatizan. Es más libre el dinero que la gente. La gente está al servicio de las cosas”  Eduardo Galeano

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Balto, aún a riesgo de esta tristeza
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